En
el
año
1831
nació
Helena Petrovna
Blavatsky,
en
el
seno
de
una
familia
venida
a
menos,
que
aún
alardeaba
de
los
favores
que
en
tiempos
pasados
les
otorgó
su
noble
posición.
Desde
muy
pequeña
la
joven
mostró
unas
cualidades
y
aptitudes
poco
habituales
en
una
niña
de
su
edad.
Sus
más
allegados
la
definieron
hasta
su
muerte
como
astuta
e
imaginativa,
alocada
y
excéntrica,
terca
y
dominante.
¿Quién
fue
H.
P.
B.Iker
Jiménez
y
Lorenzo
Fernández
(publicado
en
el
núm.
60
de
Enigmas)
Más
allá
de
las
características
propias
de
una
carismática
se
encontraba
su
imponente
apariencia
física.
En
su
época
de
máximo
"esplendor",
más
que
creadora
de
un
movimiento
filosófico
con
tintes
místicos,
su
imagen
pública
dejaba
mucho
que
desear.
Su
vocabulario,
parco
en
palabras
bien
sonantes,
era
la
tarjeta
de
presentación
de
una
mujer
de
más
de
cien
kilos,
adicta
a
las
drogas,
fumadora
empedernida,
de
aspecto
desaliñado
y
tez
pálida.
Si
hacemos
caso
a
sus
relatos,
recorrió
el
mundo
realizando
los
más
disparatados
oficios;
Tíbet,
India,
México
o
Egipto
fueron
algunos
de
sus
destinos.
Dadas
sus
espléndidas
dotes
en
el
arte
de
montar
a
caballo
fue
amazona
en
un
circo
ambulante,
regentó
una
factoría
en
Tiflis,
en
El
Cairo
llevó
a
cabo
durante
meses
un
espectáculo
de
magia
que
fue
acogido
de
buen
grado
por
un
público
que
comenzaba
a
quedarse
con
el
difícil
nombre
de
una
personalidad
aún
más
complicada.
Comerció
con
plumas
de
avestruz
en
vados
países
de
África
y
según
narran
las
crónicas,
sobrevivió
a
la
explosión
y
posterior
hundimiento
del
Eumonia.
¿Conjeturas?
Es
posible.
lo
que
es
indiscutible
es
que
de
nuevo
aparece
en
las
páginas
de
la
Historia
el
7
de
julio
de
1873,
tras
su
llegada
a
los
muelles
de
Nueva
York.
Los
primeros
años
en
Norteamérica
no
fueron
venturosos.
Había
que
buscarse
la
vida,
y
así
lo
hizo.
Cada
día
salía
de
su
humilde
casa
situada
en
la
barriada
del
Lower
East
Side
con
dirección
a
la
fábrica
de
flores
artificiales
en
la
que
trabajaba.
Por
aquellas
convulsas
fechas
los
hermanos
William
y
Horatio
Eddy
hacían
las
delicias
de
detractores
y
creyentes
en
su
granja
de
Chittenden,
en
el
Estado
norteamericano
de
Vermont.
El
espiritismo
era
la
práctica
que
atraía
hasta
aquel
lugar
perdido
y
olvidado
a
miles
de
personas.
Y
allí
se
dirigió
H.
P.
B.,
como
ya
se
hacía
llamar,
y
presentándose
ante
los
implicados,
con
voz
firme
aseguró:
'He
consagrado
mi
vida
a
la
buena
nueva
del
espiritismo".
No
hizo
falta
más.
A
partir
de
esos
momentos
la
fama
de
Helena
creció
como
la
espuma.
Apoyada
por
un
georgiano,
un
kurdo,
un
doctor
islámico
y
varios
sabios
indios
su
prestigio
inició
un
imparable
camino
de
ascenso.
Uno
de
sus
mecenas
fue
el
coronel
Henry
Steel
Olcott,
quien
desde
el
principio
quedó
prendado
de
los
azules
e
hipnóticos
ojos
de
la
rusa.
Juntos
crearon
la
Hermandad
de
Luxor,
que
en
el
año
1875
pasada
a
transformase
en
la
Sociedad
Teosófica.
La
doctrina
del
recién
nacido
movimiento
quedó
recogida
en
un
texto
de
más
de
mil
páginas
llamado
"Isís
sin
velo",
un
mamotreto
dictado
según
su
autora
"por
los
Maestros
de
Sabiduría
mediante
la
luz
astral
y
los
guías
espirituales".
La
crítica,
mordaz
como
casi
siempre,
no
tardó
en
llegar,
y
muchos
vieron
en
el
volumen
el
plagio
descarado
de
movimientos
como
la
cábala,
el
taoísmo,
el
hinduismo
o
el
budismo,
o
del
pensamiento
de
sabios
como
Agrippa
o
Pitágoras.
|
En
1884
la
Society
for
Psychical
Research
de
Londres
decidió
intervenir,
llegando
a
la
conclusión
tras
analizar
el
enigmático
correo
astral
de
que
'no
la
consideramos
ni
como
portavoz
de
poderes
ocultos
ni
como
una
simple
y
vulgar
aventurera;
creemos
que
se
ha
ganado
el
derecho
a
ser
recordada
siempre
como
uno
de
los
más
cabales,
ingeniosos
e
interesantes
impostores
de
la
Historia'.
Tal
afirmación,
carente
o
no
de
razón,
no
hizo
mella
en
H.
P
B.,
que
empezó
a
reclutar,
o
más
que
reclutar
a
recibir
a
una
masa
humana
deseosa
de
compartir
sus
conocimientos.
Así
pues,
entre
sus
más
fervientes
admiradores
se
encontraron
Thomas
Alba
Edison,
Sir
William
Crookes,
los
poetas
William
B.
Yeats
y
lord
Tennyson,
y
el
supuesto
inventor
del
béisbol,
Abner
Doubleday,
entre
otros.
En
la
actualidad
son
miles
las
personas
que
siguen
la
Teosofía,
un
movimiento
que
pese
a
quien
pese,
se
ha
convertido
en
un
mito,
al
igual
que
su
creadora,
la
eterna
Madamme
Helena
Petrovna
Blavatsky.
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