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Semana
Santa, la tradición del Equinoccio de Otoño hemisferio sur, no
es un acontecimientos ocurrido solamente en Tierra Santa. Es una
fiesta antiquísima celebrada por todos los pueblos antiguos. Y
es que el fundamento astronómico de la Semana Santa solo se
entiende en relación con la Navidad o nacimiento del niño dios
de Belén. Detrás de Navidad y Semana Santa, hay un Mito solar
extraordinario, motivo de estudio y celebración por todos los
pueblos antiguos.
Los grandes dioses solares de todas las antiguas civilizaciones
tienen una equiparación extraordinaria con Jesucristo y el
mensaje esotérico que envía esta fiesta solar es el mismo para
la conciencia humana.
El significado oculto de Semana Santa
La más santa de las semanas, registra formidables
acontecimientos que todo iniciado debe efectuar si quiere
alcanzar la perfección, la inmortalidad o la Auto Realización
Íntima del Ser. A una escala intermedia, señala el camino a
seguir por los iniciados que quieren alcanzar la santidad, la
maestría o la salvación. Al nivel de la humanidad, proporciona
múltiples símbolos que interpretados adecuadamente explica las
causas por las cuales el animal intelectual se encuentra tan
lejos de Dios y cuál es el método para regresar a él.
Dada la honda significación de la Semana Santa para todos los
pueblos y no solo para el Cristianismo, resulta muy lamentable
que algunos guías espirituales recomienden a sus discípulos no
conmemorar esta fiesta sagrada y sostengan que carece de valor
espiritual por el simple argumento de tener orígenes paganos. La
verdadera Semana Santa es para vivirla internamente por un
auténtico cristiano.
Para entender el profundo mensaje oculto escondido en los
versículos bíblicos hay que acudir entre otros recursos, a la
ley sagrada del Heptaparaparshinock o Ley de Siete, a la
Alquimia, a la Kábala, a la Anatomía Oculta y a la Psicología
Gnóstica.
La Ley de Siete principios, es la Ley de Orden que se explica
mediante la escala musical.
Reminiscencias de la ley de Octava, son los Siete días de la
Creación, los siete días de la semana y los siete planetas de
los antiguos. La ley de Siete explica el porqué de los siete
niveles de energía en el átomo y la Tabla Periódica en la
Química.
De acuerdo con la Ley de Siete, los días de la Semana Santa
desde Domingo de Ramos, hasta Sábado de Gloria, se relaciona con
los siete días de la Creación y con los siete planetas que se
ven a simple vista (Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y
Saturno). Los siete días de la Semana Santa ya indicados forman
una escala musical completa. Domingo de Resurrección corresponde
a la nota Do de una escala superior. Los ocho días de esta
sublime fiesta se corresponden con el Santo ocho, el signo del
infinito y el número de Job.
En cada día de Semana Santa ocurren acontecimientos
extraordinarios: la entrada triunfal en Jerusalén, los
mercaderes del templo, la cena en Bethania y la maldición de la
higuera estéril. Los dos días siguientes, son cruciales: Jueves
Santo y Viernes Santo. En cada uno de estos días ocurren muchos
acontecimientos que ameritan dedicación especial. Luego viene el
día del reposo y la Resurrección.
La Gnosis enseña que todos los acontecimientos ocurridos durante
esos ocho días, no son de ayer, de un remoto pasado y no deben
verse en el ambiente de Tierra Santa. Al estudiar la Semana
Santa desde la óptica del Drama Cósmico, se explica que cada uno
de los personajes de tal drama se encuentra en la psiquis de
cada individuo humano.
Cuando en los evangelios se leen los milagros y prodigios de
Jesús, hay que entender que esos milagros los debe realizar el
Cristo íntimo, el salvador individual de cada persona. Cuando
Jesús cura la ceguera, lo hace para que podamos ver el camino
hacia él, cuando cura sordos, es para escuchar su palabra, sus
mensajes que vienen de las partes superiores de sí mismos,
cuando cura paralíticos, es para aprender a caminar en su
búsqueda. ¿Y cuándo cura la lepra? Esa lepra es el ego, viva
personificación de los errores humanos. El ego o yo de la
Psicología Gnóstica es el que tiene atrapada, encarcelada a la
Esencia maravillosa a la que el Cristo viene a salvar. |
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Simbolismo esotérico
En Domingo de Ramos, el señor entra en la Jerusalén Celestial montado en
un pollino o crío de un asno. Jerusalén, la ciudad santa de las doce
puertas, es nuestro propio cuerpo. Cristo debe entrar en nuestra ciudad
interior, montado en el burro que representa a la mente. La mente debe
aprender a obedecer al señor y aceptar que es su guía.
Los mercaderes del templo, son los elementos indeseables de nuestra
conducta que cambian al oro, al Cristo Sol por la plata, por el dinero,
por la Luna, son los que comercian con palomas, con el Espíritu Santo,
señor y dador de vida. Hay que aprender a empuñar el látigo de la
voluntad para expulsar a los mercaderes de nuestro templo corazón.
La Cena en Bethania relata un antiguo ritual que simboliza matrimonio en
castidad indispensable para realizar la Gran Obra de la Alquimia. Por
ello, el primer milagro del Salvador, es la transmutación del ens
seminis, de las aguas de la vida en vino de luz del alquimista en las
bodas de Caná.
La higuera está relacionada con las fuerzas sexuales, con el ens seminis,
indispensable para lograr el Nacimiento Segundo del que habló Jesús a
Nicodemo en el capítulo 3 del Evangelio de Juan. Eso del árbol que no da
fruto está más allá de la interpretación literal y se relaciona con los
místicos que no realizan transformaciones íntimas profundas y que no
trabajan en la conservación de su energía, ni en la transmutación
alquímica.
En jueves Santo se realiza la Última Cena. El Kalki Avatara de la Era de
Acuario, Samael Aun Weor explica en el capítulo titulado: Dos Rituales
de su libro: "El Matrimonio Perfecto", que la Última Cena es una
ceremonia mágica de inmenso poder y que a diferencia de lo que se
especula con el Santo Graal, "La Última cena fue una ceremonia de
sangre. Los apóstoles trajeron cada uno entre su copa, gotas de su
propia sangre, y vaciaron estas gotas entre el Cáliz del Cristo Jesús.
En ese Cáliz el Adorable había echado también su sangre real. Así, entre
el Santo Graal, se mezcló la sangre del Cristo Jesús con la sangre de
sus discípulos.
Según las tradiciones gnósticas el Cáliz sagrado de nuestro señor
Jesucristo existe, fue el mismo que recibió Abraham de manos de
Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo (Gn 14: 17 - 20)
y que con el tiempo pasó también a las manos de Moisés y de Salomón. El
Gnosticismo Universal enseña que entre quienes intuyeron el destino
final de la Santa Reliquia se encuentra Ricardo Wagner y lo devela en su
majestuosa ópera: Parsifal.
Conforme al Drama Cósmico, en Jueves Santo el Redentor del mundo da las
últimas instrucciones a sus discípulos y en el Nuevo Testamento están
registradas las que da a Pedro y a Judas Iscariote.
Esa noche ocurre también la oración en el huerto de Getsemaní y el
formidable llamado al despertar de la Conciencia al encontrar a sus
discípulos durmiendo, es decir, con la conciencia dormida (Mt 26: 38 –
44).
Viernes Santo se encuentra lleno de elementos simbólicos escondidos en
las 14 estaciones del Viacrucis y las siete palabras. Judas, Pilatos y
Caifás, representan el mismo papel que los tres traidores que asesinaron
a Hiram Abif en las tradiciones masonas, de Hiram Abif se habla en el
primer libro de Reyes.
Judas representa al demonio del deseo, Pilatos al demonio de la mente,
que siempre se lava las manos y Caifás al demonio de la mala voluntad.
Las multitudes que gritan. Crucifícale, no son de ayer, de un remoto
pasado, ni quedaron en Jerusalén. Esas multitudes se encuentran en la
psiquis humana y constituyen el yo pluralizado de la Psicología
Gnóstica.
Según las tradiciones, Jesús muere a los 33 años, en clara alusión a las
33 vértebras de la columna vertebral por donde asciende victoriosa la
serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes: el Kundalini. Es
crucificado en el monte de la Calavera, adonde debe ascender Kundalini.
En lo alto de la cruz fue escrita su causa con las siglas: INRI.
A diferencia de lo que creen muchos, la cruz no es un símbolo de
martirio, sino de creación y nacimiento. Detrás de los palos de la cruz,
lo mismo que en el cáliz y la lanza de Longinos, se esconde un
simbolismo sexual, pero de sexualidad espiritual trascendente. Por eso
las multitudes le gritan que se baje de la cruz incitando al iniciado a
que se salga de la Senda del filo de la navaja. INRI en Alquimia
significa: Ignis Natura Renovatur Integram, el Fuego renueva
incesantemente la Naturaleza.
Las siete palabras o siete frases que pronuncia el señor en la cruz
también son profundamente significativas y se relacionan con el
septenario sagrado de teósofos y yoguis, con siete principios anímicos y
espirituales que el iniciado debe construir o realizar. Una de ellas,
enigmática por siglos es la famosa frase maya: Helí, Helí, Lamá
Zabaktani y que significa: "Ahora hundirme en la pre alba de tu
presencia".
La Gran Obra alquimista culmina con la muerte y resurrección del
Hierofante. La Gnosis enseña que el Cristo Jesús realmente resucitó y
aún conserva el mismo cuerpo físico que usó en Tierra Santa...
ALABADA SEA LA OBRA DEL SENOR POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS
BENDITO SEA ESTE DIA CAMINO A LA PERFECTA CONSUMACION DEL PLAN DIVINO.
A MIS PADRES Y HERMANOS QUE ESTÁN EN LOS CIELOS Y EN LA TIERRA.
POR UNA HUMANIDAD EN QUE BROTEN NUESTRAS SEMILLAS FÉRTILES POR EL
FLORECIMIENTO DE LA SANTA LUZ INEFABLE EN TODOS LOS CORAZONES DE LOS
SERES HUMANOS.
FIAT LUX
AMONRA CHILE
UNA LUZ EN VUESTRO CAMINO FELILUXOR
FE Y FELICIDAD EN LA LUZ DE ORO
Por la vida, Por el amor y por la humanidad de Nuestro hogar, nuestro
Planeta Tierra. Santiago de Chile.
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