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La
mano abierta del Cristo une las manos
cerradas de los hombres; es el puente de
unión en el Amor.
Nosotros rezamos y vemos muchas personas
rezar el Padre Nuestro tomados de las
manos. Nos gustaría que reflexionen
sobre el profundo misterio que envuelve
a esas manos que se unen:
La mano joven se une a la mano vieja y, entre ellas, se cruza la mano eterna
del Cristo.
La mano débil se une a la mano fuerte y, entre ellas, se cruza a mano firme del
Cristo.
La mano blanca se une a la mano negra y, entre ellas, se cruza a mano santa del
Cristo.
La mano trémula se une a la mano segura y, entre ellas, se cruza la mano
sustentadora del Cristo.
La mano ajada se une a mano sedosa y, entre ellas, se cruza la mano
experimentada del Cristo.
La mano del médico se une a la mano del paciente y, entre ellas, se cruza la
mano ensangrentada de Cristo.
La mano del empleado se une a la mano del patrón y, entre ellas, se cruza la
mano de maestro del Cristo.
La mano de la ignorancia se une a la mano de la sabiduría y, entre ellas, se
cruza la mano omnisciente del Cristo.
La mano pecadora se une a la mano de la gracia y, entre ellas, se cruza la mano
del perdón del Cristo.
La mano de la vida se une a la mano de la muerte y, entre ellas, se cruza la
mano redentora del Cristo.
Lamentablemente, solamente las manos cerradas no se unen a otras manos cerradas.
Y, aún así, entre ellas se puede, ¡es que entre ellas se cruza la mano abierta
del Cristo!
Para todos con deseos de mucha protección del Padre. |
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FELILUXOR
FE Y FELICIDAD EN LA LUZ DE ORO
UNA LUZ EN VUESTRO CAMINO
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